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viernes, 22 de abril de 2011

SOBRE ALGUNAS CRÍTICAS A LA SEMANA SANTA

He escuchado recientes críticas hacia los seguidores de la cofradías de la Semana Santa sevillana, en concreto a la supuesta hipocresía de invertir inmensas sumas de dinero en adornar las esculturas; o que personar ateas, e incluso antieclesiásticas, participen de forma activa en las procesiones (conozco a más de un costalero así). 

Lo primero, creo necesario dejar claro que yo no soy especial seguidor de la Semana Santa ni de las cofradías de Sevilla. 

Una vez dicho esto, el hecho de que personas donen grandes cantidades de dinero o adornos de incalculable valor, ¿por qué no?. Otra cosa es que luego se llore si durante la procesión ese adorno se deteriora con la lluvia, o que tras donar miles de euros en simples adornos esa persona se lleve el resto del año pidiendo limosnas para los más necesitados, ahí si veo un poco de doble moral. 
Pero mientras que nadie exija o critique a los demás por lo que él mismo no hace, que cada uno haga con su dinero lo que le da la gana. Hasta donde sé, las hermandades se autofinancian, y me parece correcto.

El hecho de criticar que participe en los festejos personas no creyentes o que incluso contrarias al Cristianismo, creo que es mezclar cosas muy diferentes. Al igual que la feria de cualquier pueblo en la que se rinde homenaje al santo de turno, la Semana Santa es una celebración realizada con la religión como excusa. 
Tanto en un caso en un caso como en otro, la celebración implica también la excusa para otras actividades: en caso de la feria son reencuentros, bebida, música... En el caso de la Semana Santa, hay camaradería, tradición, arte, o representar a tu barrio participando en su única procesión. Hay que recordar que para ser devoto de un santo no hace falta ni adornarlo ni sacarlo a la calle, solo creer en él; y que mientras más se alarde de ello no se es más fiel, aunque tampoco significa lo contrario. Ya lo dice el dicho: la procesión va por dentro. 
En ambos casos son dos fiestas, dos celebraciones. Es tan ridículo criticar a un costalero ateo como criticar al que entra en un recinto ferial a tomar una cerveza sin ni siquiera saber cual es el patrón del pueblo (cosa bastante común, por cierto). 
Por mi parte, pienso que es más honrado participar en una cofradía reconociendo que es solo una afición que apasiona, que proclamar a los cuatro vientos creencias y devociones, pero que durante el año actuar de manera contraría a todos los valores que ello conlleva. Para mí eso sí es hipocresía. 

En definitiva, bajo mi punto de vista, la Semana Santa es una celebración, un festejo realizado con la religión como excusa y que cada uno celebra como quiere y puede. Personalmente, no soy fan de la Semana Santa, pero reconozco el valor artístico y cultural que supone. Tolero y respeto esta fiesta como me gustarían que se hicieran con otras muchas que disfruto, aunque no es así. 

Solo hay una cosa que me cuesta respetar de la Semana Santa: la paralización del centro y el caos de tráfico que provoca, al igual que en el resto actividades multitudinarias. Pero eso, es otra historia. 

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